Región de Murcia
#DestinoCultura
16.10.17 , 17.10.17
RESIDENCIA SABOTAJE. José Antonio Fuentes, Eva Libertad, Úrsula Bravo, Isabel Marín y Miguel Aznar.
RESIDENCIAEn Sabotaje Teatro estamos interesados en la intrahistoria de España, en lo que no ha sido ni será titular en ningún medio de comunicación y que, sin embargo, habla de la vida de millones de personas en nuestro país. Centrados en la crisis económica y social, la memoria histórica más reciente y las crisis identitarias de nuestro tiempo. Apostamos por la confluencia de distintos lenguajes escénicos (performance, danza integrada, teatro documento, arte sonoro, artes visuales y plásticas) que conforman un dramaturgia contemporánea capaz de visibilizar realidades complejas, fragmentarias y muchas de ellas olvidadas. Hijos de la sociedad del rendimiento, depresivos y gozosos al mismo tiempo, iniciamos el trabajo de investigación MU-1718-CT con la noción de paisaje y extranjería como elementos vertebradores de la creación escénica.
El viejo problema de la extranjería se aborda desde un punto de vista político –qué hacemos con el otro, espejo de nosotros mismos- y personal - ¿cuál es el límite elástico del desarraigo, del desencanto?. Extranjeros para nosotros mismos, buscamos en el teatro algo que crezca en campo abierto y permita cualquier cosa más allá de la resistencia. Siguiendo a Julia Kristeva: “Extrañamente el extranjero nos habita: es la cara oculta de nuestra identidad. Si lo reconocemos en nosotros, lograremos no detestarlo en sí mismo. Y este síntoma convierte precisamente el nosotros en problemático, tal vez imposible: el extranjero empieza cuando surge la conciencia de mi diferencia y termina cuando todos nos reconocemos extranjeros, rebeldes ante los lazos y las comunidades”.
El paisaje es hoy una mercancía destinada al consumo masivo en un mundo globalizado. No sólo para la industria turística, también para la agroalimentaria. 9 de cada 10 lechugas que se consumen en Reino Unido proceden del campo de Cartagena, una vasta planicie de cultivo de hortalizas destinadas a la exportación. Y aquí arranca MU-1718-CT, este es el marco, nuestra toma de posición. En toda la llanura que se extiende hasta el mar mediterráneo sobresale el Cabezo Gordo, donde se encuentra un pequeño yacimiento arqueológico conocido como la sima de las palomas, y el museo paleontológico y de la evolución humana de la Región de Murcia, un proyecto megalómano y un despropósito desde su diseño hasta su paralización. Una ruina contemporánea que convierte el campo fértil en un paisaje distópico, fantasmal.
Un museo-ruína contemporánea que nos lleva hasta Calais, en el norte de Francia y paso fronterizo del eurotunel, donde se encuentra el mayor campo de refugiados de Europa conocido como La Jungla. Un viaje compartido con un camionero que transporta toneladas de lechugas cada año en su camión frigorífico. Viajamos a Marruecos, Senegal y Nigeria de la mano de africanos recolectores que cultivan y cuidan el núcleo íntimo de las lechugas en la tierra prometida. Unas ruinas contemporáneas que nos conducen también a la Grecia de Esquilo en Las Suplicantes. Donde las 50 hijas del rey Dánao, huyendo de un matrimonio endogámico, buscaron y encontraron asilo en Argos, la ciudad griega más antigua. Del 490 a.C. a la Grecia actual, plagada de campos de refugiados, símbolo de la quiebra de la sociedad occidental del bienestar. Este cruce de caminos entre lo mítico, lo ritual, el arte y la política que es el teatro, se entreteje y revela al avanzar por las carreteras secundarias del campo de Cartagena. Un viaje de ida y vuelta mientras nos preguntamos qué coño estamos haciendo con nuestras vidas y qué significa todo esto.
La presentación escénica de MU-1718-CT se sirve de contra-dispositivos como práctica de profanación a un decoro artístico y político-social que, aún hoy, conforma la representación y/o presentación dentro y fuera del escenario. El modo escénico cruel-dramático alternará con el festivo-político en la búsqueda, por un lado, de una teatralidad empática -entendiendo que el afecto agita el pensamiento y la empatía genera una teatralidad del cuidado y de la rabia- y, por otro, de una teatralidad festiva que genera una presentación escénica pública y política.
